La revolución tecnológica

Si hay algo que define nuestro tiempo y, posiblemente, por lo que será recordado es por el impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana, an el ámbito sociolaboral y en los valores. El impacto de la tecnología ha sido brutal. Hay sectores económicos que en diez años han debido cambiar por completo su fisonomía, sus métodos de gestión y su proyección. Por ejemplo el de la educación a distancia en el que hasta hace poco más de diez años se trabajaba en papel, se utilizaba el correo postal para hacer campañas de promoción y se mantenían grandes archivos de papel para almacenar toneladas de información.

Con la llegada de internet aparecieron las plataformas de teleformación, el elearning como metodología educativa, las tarifas planas telefónicas permitieron un contacto más fluido entre tutores y alumnos. Las bases de datos y hojas de cálculo han sustituido la mayor parte del papel, los costos de promoción y marketting han pasado del papel impreso al email y a la web etc.

La aplicación tecnológica a los procesos productivos han transformado las empresas, sus estructuras y organizaciones internas y la forma de trabajar. Ha provocado cambios en el perfil de los empleados que ahora deben ser más polivalentes y con competencias profesionales muy definidas por la propia tecnología. En España el 62% de la población es internauta. La población más joven de forma mayoritaria.

Todo se vuelca en la red, hay nubes, hay vidas paralelas, transacciones económicas, el grado de penetración de la telefonía móvil en un corto espacio de tiempo ha sido brutal. La vida transcurre delante de una pantalla: en el trabajo el ordenador, en casa, la televisión, el teléfono etc. El tiempo dedicado a internet supera ya el que se dedica a ver la televisión. A medida que van apareciendo datos e indicadores se va corroborando el predominio de la tecnología en todos los aspectos de nuestra vida.

Hay palabras como conectividad, brecha digital, elearning, chatear, banda ancha etc. forman parte de nuestro lenguaje cotidiano y usual. Por tanto el aprendizaje de las nuevas competencias tecnológicas es absolutamente fundamental. Hoy día es impensable que se acceda a un puesto de trabajo sin conocimientos básicos de herramientas tecnológicas. Los modernos sistemas de gestión del conocimiento e innovación en las empresas parten de esta premisa: del dominio de las herramientas tecnológicas por parte de los empleados.

Ser capaz de desarrollar cada uno estas habilidades va a resultar fundamental, no solo ya en el mundo del trabajo, sino en la vida cotidiana y en las propias relaciones sociales. Y es que el impacto de la tecnología, la revolución tecnológica como la llaman algunos ha sido de unos niveles absolutamente espectaculares.