miércoles, 29 de septiembre de 2010

La generación NiNi o el fracaso de la Utopía.

Las crisis siempre marcan a las generaciones. Parece como si identificáramos cada época, sus condiciones y características con las circunstancias económicas que le definieron. El final de la primera década del siglo XXI viene marcado por la falta de empleo y de oportunidades en la sociedad, consumo sofisticado, acceso a la tecnología y nivel de formación más alto que las generaciones precedentes.

El desasosiego y la falta de esperanzas pero con una vida llena de comodidades ha terminado por desincentivas a una importante capa de población joven, en España se habla de casi el 20% de la población entre 18 y 30 años, siendo el segundo país de la Unión Europea tras Italia con cifras elevadas en estas condiciones.

Los expertos y analistas han puesto su mirada sobre un aspecto que tienen de común: la inactividad ante su proceso de inserción sociolaboral, bien mediante estudios o bien con un trabajo. El sistema educativo no ofrece ni alienta a estos jóvenes a seguir por esta senda y, el mercado de trabajo no puede absorber en condiciones dignas a esta masa de jóvenes.

Este grupo social va adquiriendo notoriedad porque, en el caso de los españoles, son los peor formados de la OCDE, mayor índice de fracaso escolar, primer puesto en consumo de ocio etc. El paro juvenil alcanza entre algunos tramos de edad hasta el 45%. Y si esto lo combinamos con la brecha socioeconómica que se va gestando y consolidando entre los diferentes territorios la situación se vuelve compleja porque se va traduciendo en que según la zona hay más o menos oportunidades y recursos para poder mejorar la posición de los grupos que habitan en ella.

La familia se convierte en el refugio de esta inactividad y en el colchón que soporta esta situación extrema. Aunque faltan datos para afirmarlo se expone que hay un exceso de permisividad por parte de los padres y de paternalismo que han generado situaciones de sobreprotección. Los cambios en la atención de los hijos por parte dela familia (horarios poco racionales de trabajo, poca atención a la educación en valores etc.) han supuesto procesos de socialización difíciles y donde una vez hubo confrontación entre generaciones y rebeldía, ahora tenemos “evitación” de situaciones conflictivas, cohabitación en el mismo espacio familiar y situaciones sociales difíciles.

En el fondo estamos quizá ante el producto social de una situación económica específica como ha sido la actual crisis económica, pero también ante el final de la utopía. El mundo de los valores y de la vida basado en el esfuerzo, el trabajo, la voluntad, el sacrificio y la solidaridad está siendo sustituido por otros valores centrados en el individualismo, la comodidad y el confort, el egocentrismo. Citando a Groucho, estos son mis valores, pero si no le gustan tengo más.

La solidaridad tendrá que buscar nuevos espacios donde poder encontrarse, así como la utopía. Una vez quisimos cambiar el mundo, ahora queremos que nos dejen en paz. Ha fracasado la utopía y estos son los tiempos que vienen.



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